La arquitectura del hierro y vidrio, la fotografía, la ilustración
tipográfica, y la electricidad, fueron los inventos clave del siglo XIX que
establecieron las bases para el nacimiento del diseño industrial moderno con
sus características de estandarización y reproductividad. La imagen, ya sea la
plana de carácter publicitario o la tridimensional del mismo objeto, habrían de
convertirse en un elemento esencial para el diseño de los siglos XIX, XX y XXI,
que surge en un mundo comercial muy competitivo.
El diseño industrial, con grandes variaciones a través de la
historia, presta mucha importancia no solo a la funcionalidad de sus productos,
sino fundamentalmente, al mensaje visual que cada uno de dichos objetos
conlleva en cada una de las culturas que se originan y a las que contribuyen de
manera simbólica y estética.
El diseño industrial es un fenómeno vivo y dinámico. Existe
gran variedad de opiniones muy diferentes sobre los comienzos de la disciplina,
sus influencias y sus prioridades. Sin embargo, la mercadotecnia y la
explotación del diseño industrial para aumentar las ventas de un producto y la producción
en serie del mismo es un punto fundamental en la práctica de dicha disciplina.
La Revolución Industrial, hizo que se pasara de la producción
individual a la división del trabajo en las fábricas. Para los obreros, las
condiciones de trabajo eran peligrosas y sucias, y no fomentaban ningún
sentimiento de orgullo por el trabajo realizado. Se producían muebles, cuberterías
y textiles, destinados a atraer a una nueva clase media urbana que mostraba un
gran interés por este tipo de productos y por otros más baratos.
Formalización del diseño
El establecimiento de escuelas de diseño, como la Central
School of Arts and Crafts, fundada en 1896, fue uno de los primeros intentos de
desarrollar una comprensión crítica de los objetos y la arquitectura. El gobierno
alemán fomentó la cooperación entre artistas, fabricantes y vendedores a través
del Deutscher Werkbund (Asociación Alemana de Artesanos, fundada en 1907), y
uno de los miembros de esta organización, Peter Behrens, puede considerarse uno
de los primeros diseñadores industriales propiamente dichos, al colaborar con
la empresa alemana Allgemeine Elektricitäts-Gesellschaft (AEG - Compañía
General de Electricidad).
El debate de la Werkbund, que continuó con la escuela de
diseño de la Bauhaus (fundada en Weimar en 1919), se centraba en las relaciones
entre las sensibilidades artísticas y artesanales, el aprovechamiento de la
máquina, el uso de nuevos materiales en arquitectura y el diseño para la
producción industrial. La pureza formal del movimiento moderno (que se aprecia
especialmente en la obra de arquitectos como Le Corbusier o Ludwig Mies van der
Rohe) tuvo una importante influencia en la naciente disciplina del diseño
industrial.
En el siglo XX con la construcción de autopistas y autovías,
cintas transportadoras en la producción y almacenamiento, y el empleo de varios
artefactos eléctricos como las aspiradoras, máquinas de lavado y secado y
aplicaciones destinadas a acelerar las tareas del hogar, las ideas de
eficiencia y rapidez fueron ganando espacio en el mundo industrial. Estos electrodomésticos
requerían un diseño racionalizado y diseñadores con una nueva demanda para su
arte creativo pero en formato en tres dimensiones (3D).
Diseño industrial y mercadotecnia.
Henry Ford revolucionó la producción de vehículos con la
introducción y desarrollo de las técnicas de cadena de montaje en el automóvil
Ford T de 1908. Estas técnicas se introdujeron rápidamente en otros ámbitos de
la industria. La producción en serie exigía ventas masivas, y los fabricantes
estadounidenses de la década de 1920 no tardaron en reconocer el potencial del
diseño industrial. Aunque en aquel momento ya se estaba desarrollando un
mercado para bienes de consumo, las empresas estadounidenses tenían gamas de
productos bastante similares entre sí y vendían a precios constantes al tener
una capacidad de producción similar.
En aquel periodo se empleó por primera vez el término
“diseño industrial” para describir su trabajo, que se centraba en productos de
consumo, como automóviles y otros vehículos, neveras, cocinas y una amplia gama
de productos domésticos mecánicos o eléctricos. Las ventajas comerciales no
sólo procedían del moderno aspecto estilizado de un producto, sino muchas veces
también de mejoras claras en la fabricación o el montaje y de ideas
inteligentes sobre el empleo de los aparatos. Los productos de los diseñadores
industriales eran con frecuencia más baratos de fabricar y más fáciles de usar
que sus predecesores, por lo que se vendían mucho más. Eso hizo que la
profesión de diseñador industrial obtuviera un reconocimiento social inmediato.
Aquel periodo se asocia muchas veces con el aerodinamismo,
que implicaba el uso de los estudios del siglo XIX sobre formas naturales
eficientes (como las de aves y peces). Ese movimiento llevó a la aplicación de
formas aerodinámicas a los automóviles, trenes y aviones, pero también al
diseño estilizado de objetos de consumo estáticos, como tostadoras o
grapadoras, como emblema de la modernidad.
Actualmente el diseño industrial recoge otros aspectos como
optimización de materiales, criterios técnicos de comportamiento de los
objetos, mejora continua de los productos y nuevas prestaciones de los mismos.
BIBLIOGRAFÍA
Diseño Industrial Mexicano e Internacional. “Diana
Comisarenco”
Fuentes Web:
http://www.arqhys.com/construccion/industrialdis-historia.html